Empoderar a

las mujeres

en

los procesos políticos

El hecho de que hombres y mujeres deben parti­cipar en igualdad de condi­ciones en los procesos de toma de decisiones es un precepto de sentido común y un derecho del ser humano. No obstante, en materia de codeci­sión política las mujeres están infra­rre­pre­sen­tadas en todos los ámbitos: a princi­pios de 2019, entre todos los jefes de Estado tan solo había 19 mujeres; en todo el mundo, apenas una quinta parte de los puestos minis­te­riales estaban ocupados por mujeres y un 24,3% de los escaños parla­men­ta­rios corres­pon­dían a mujeres.

Para lograr cambios, el Minis­terio Federal de Relaciones Exteriores apoya proyectos en dichos ámbitos:

Empoderar a las mujeres
en los procesos de paz

Iraq

Forta­lecer conjun­ta­mente el papel de la mujer en los procesos de paz y en la preven­ción de conflictos

Socios del proyecto
Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF)

El prolon­gado conflicto en Iraq con la organi­za­ción terro­rista denomi­nada Estado Islámico ha obligado a más de 6 millones de personas a huir de sus hogares desde 2014. Más de la mitad de la pobla­ción despla­zada –alrededor del 51 %– son mujeres y niñas. Como conse­cuencia del conflicto, las mujeres y las niñas fueron objeto de graves viola­ciones de los derechos humanos, incluidos secues­tros, asesi­natos, trata, tortura, matri­monio forzado y violencia sexual y de género.

A pesar de los esfuerzos del Gobierno y otros actores intere­sados por hacer frente a los grandes desafíos del país, los derechos de las mujeres y las niñas iraquíes siguen deterio­rán­dose visible­mente. Ello se debe a las graves deficien­cias insti­tu­cio­nales y a un entorno difícil para la paz, la seguridad y el desarrollo. Los grupos extre­mistas vuelven a incre­mentar su influencia terri­to­rial, lo que implica ataques dirigidos especí­fi­ca­mente contra los derechos y las liber­tades funda­men­tales de las mujeres, incluida su capacidad para circular libre­mente y para parti­cipar en la vida pública. Esta realidad se ve agravada por una arrai­gada discri­mi­na­ción estruc­tural en Iraq, donde la situa­ción de la mujer está marcada en gran medida por las autori­dades religiosas mascu­linas y la estricta aplica­ción del derecho islámico.

Las organi­za­ciones civiles iraquíes que se ocupan de cuestiones de género y ayuda humani­taria están reaccio­nando enérgi­ca­mente ante la gran diver­sidad de desafíos que afronta el país en materia de paz y seguridad. La paz y la seguridad no pueden concre­tarse sin la parti­ci­pa­ción de las mujeres en la conso­li­da­ción de la paz y la resolu­ción de conflictos; por ello, las organi­za­ciones locales de la sociedad civil en Iraq han formado la "Coali­ción 1325", cuyo objetivo consiste en hacerse eco de las necesi­dades de las mujeres y las niñas y promover su satis­fac­ción.

En Iraq el Women’s Peace and Humani­ta­rian Fund (WPHF) se concentra especí­fi­ca­mente en dos priori­dades:

  • mejorar el apoyo a las organi­za­ciones de la sociedad civil en favor de las mujeres, a fin de aprove­char las estra­te­gias existentes y crear un entorno propicio en el que se puedan aplicar con eficacia los compro­misos del Gobierno en relación con las mujeres, la paz y la seguridad;
  • apoyar a las organi­za­ciones locales que trabajan en favor de las mujeres despla­zadas y que ayudan a las mujeres repatriadas.

En noviembre de 2018, la WPHF comenzó a prestar apoyo a ocho proyectos que promueven la parti­ci­pa­ción de la mujer en la preven­ción de conflictos y el fomento de la paz. La mayoría de dichos proyectos siguen un enfoque integral, forta­le­ciendo el nexo entre la paz y la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos. Las mujeres y las niñas obtienen apoyo como promo­toras y activistas de la paz para promover la coexis­tencia pacífica y el diálogo y prevenir así el extre­mismo y la violencia, incluida la violencia de género. Lo esencial en este contexto es la coope­ra­ción con las organi­za­ciones de la sociedad civil. Los proyectos incluyen la capaci­ta­ción de mujeres perio­distas, organi­za­ciones de mujeres y repre­sen­tantes guber­na­men­tales en materia de preven­ción de conflictos y sistemas de alerta temprana, así como los esfuerzos de sensi­bi­li­za­ción respecto a la promo­ción de la paz a nivel local.

Con una contri­bu­ción total de 4 millones de euros desde 2019, Alemania es uno de los mayores donantes del Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF). Como parte de la Junta de Finan­cia­ción, Alemania elige junto con otros Estados miembros, entidades de las Naciones Unidas y organi­za­ciones de la sociedad civil las medidas que se van a finan­ciar.

Fuente: https://​wphfund​.org/​c​o​u​n​t​r​i​e​s​/​i​r​aq/

Colombia

Fomentar la parti­ci­pa­ción de las mujeres y la diver­sidad en el proceso de paz colom­biano

Socios del proyecto
Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF)

El proceso de paz colom­biano es el último y más fructí­fero intento para poner fin a un conflicto armado de más de cincuenta años. El acuerdo alcan­zado en 2016 entre el Gobierno colom­biano y las FARC-EP ofrece una oportu­nidad única para finalizar la guerra y reducir el elevado nivel de violencia asociada al conflicto, incluida la violencia sexual y de género.

El conflicto en Colombia afectó de manera despro­por­cio­nada a mujeres y niñas, quienes consti­tuyen la mayoría de los más de seis millones de víctimas. El prolon­gado enfren­ta­miento armado ha llevado a una crisis humani­taria con conse­cuen­cias devas­ta­doras para las mujeres, entre ellas, despla­za­mientos, asesi­natos, amenazas, violencia sexual y desapa­ri­ciones forzadas.

Con sus dispo­si­ciones especí­ficas sobre la verdad, la justicia y las repara­ciones, el acuerdo de paz ha traído esperanza al país. El texto defini­tivo contiene también una agenda muy ambiciosa en materia de desarrollo rural y parti­ci­pa­ción política, que siguen siendo cruciales para superar la pobreza y la desigualdad.

El fondo Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria, apoyado por Alemania, fomenta las siner­gias entre las medidas encami­nadas a favorecer la paz y contri­buye a mejorar la coope­ra­ción entre el Gobierno, las organi­za­ciones civiles y las organi­za­ciones multi­la­te­rales y bilate­rales.

Las organi­za­ciones civiles colom­bianas de mujeres son muy diversas. Tienen como objetivo forta­lecer la comunidad y la cohesión social, mejorar la seguridad local y proteger y aplicar los derechos humanos en el marco del conflicto armado. Las organi­za­ciones civiles colom­bianas se centran en gran medida en las cuestiones de igualdad de género en los ámbitos del desarrollo, la democracia y el multi­cul­tu­ra­lism.

En Colombia, el WPHF se centra en los siguientes aspectos:

  • Apoyar a las organi­za­ciones locales civiles de mujeres y fomentar el papel de las mujeres en los procesos de repara­ción y transi­ción con el fin de ayudar a que las comuni­dades se hagan más resilientes y que, por tanto, sean capaces de reaccionar a las crisis y superarlas.
  • Apoyar a las regiones que se han visto especial­mente afectadas por emergen­cias recurrentes en las que viven mujeres indígenas y afroco­lom­bianas e incor­porar sus voces a las inicia­tivas locales encami­nadas a promover la paz.

Desde 2016 hasta la fecha las organi­za­ciones asociadas del WPHF han apoyado en Colombia a 7.848 mujeres y niñas.

Con una contri­bu­ción total de 4 millones de euros desde 2019, Alemania es uno de los mayores donantes del Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF). Como parte de la Junta de Finan­cia­ción, Alemania elige junto con otros Estados miembros, entidades de las Naciones Unidas y organi­za­ciones de la sociedad civil las medidas que se van a finan­ciar.

Fuente: https://​wphfund​.org/​c​o​u​n​t​r​i​e​s​/​c​o​l​o​m​b​ia/

Apoyar a las activistas

Afganistán

Proteger a las defen­soras de los derechos humanos y a las activistas por la paz amena­zadas grave­mente

Quienes defienden la protec­ción de los derechos humanos, quienes alzan su voz contra los señores de la guerra y la corrup­ción o quienes abogan por el fin de la violencia y la discri­mi­na­ción, suelen vivir en peligro. Las mujeres que trabajan en Afganistán en pro de los derechos humanos y la paz corren un especial peligro. Cuando las activistas por la paz y las defen­soras de los derechos humanos y sus familias se ven presio­nadas, a menudo tienen que actuar con rapidez.

Con este propó­sito se estableció el centro de protec­ción; lugar donde, desde 2015, las activistas por la paz y las defen­soras de los derechos humanos de todo Afganistán y sus hijos encuen­tran refugio y apoyo. Tan pronto como se produce una amenaza grave, se puede evacuar a las activistas de todo Afganistán. El centro de protec­ción ofrece aloja­miento temporal seguro y secreto a unas 50 defen­soras de los derechos humanos y activistas por la paz y sus hijos hasta que la situa­ción de seguridad les permita regresar a sus hogares. Las activistas también pueden recibir atención psico­ló­gica y médica y aseso­ra­miento jurídico.

De verse amena­zadas, las activistas pueden contactar con el centro de protec­ción a través de una línea telefó­nica que opera las 24 horas del día para consultar qué pueden hacer. Esta línea de atención telefó­nica también sirve para documentar las situa­ciones de amenaza en las que se encuen­tran las activistas por la paz y defen­soras de los derechos humanos en Afganistán. En conver­sa­ciones con repre­sen­tantes del Gobierno y de los medios de comuni­ca­ción, la organi­za­ción que dirige el centro sensi­bi­liza sobre la situa­ción que viven las defen­soras de los derechos humanos y activistas por la paz.

Alemania apoya desde junio de 2020 la labor que desarrolla el centro de protec­ción.

Bangla­desh

Shanti Mohila: mujeres de paz en pro de la justicia

Socios del proyecto
Legal Action World­wide (LAW)

Los rohinyás son una minoría musul­mana que habita en el oeste de Myanmar, en la frontera con Bangla­desh. Según la ley de nacio­na­lidad vigente en Myanmar, en la mayoría de los casos los rohinyás no son recono­cidos como ciuda­danos de Myanmar. En 2017, como conse­cuencia de las intensas opera­ciones militares llevadas a cabo, se produjo el éxodo de 700 000 rohinyás a Bangla­desh, donde viven en campos de refugiados en durísimas condi­ciones. La Misión de Inves­ti­ga­ción del Consejo de Derechos Humanos de la ONU acusa al ejército de Myanmar de graves viola­ciones de los derechos humanos y exige el enjui­cia­miento de altos mandos del ejército. En 2018, la Corte Penal Inter­na­cional se declaró compe­tente para inves­tigar el despla­za­miento de los rohinyás.

En este contexto, el proyecto de la organi­za­ción “Legal Action World­wide” (LAW) tiene por objeto apoyar a las defen­soras de los derechos humanos de los rohinyás de la red Shanti Mohila (“mujeres de paz”) en el campa­mento de refugiados de Kutupa­long en Bangla­desh. Con este fin, durante un periodo de doce meses, quince miembros de Shanti Mohila reciben forma­ción en derechos humanos y derechos de la mujer. La organi­za­ción LAW ayuda a estas mujeres a diseñar y poner en práctica una estra­tegia que les permita defender mejor a su comunidad en cuestiones clave de derechos humanos.

A través de este proyecto se ayuda a las mujeres a defen­derse y a asegu­rarse de que su voz sea escuchada. El proyecto refuerza la capacidad de la red Shanti Mohila para actuar como “grupo de base” de defen­sores y defen­soras de los derechos humanos. También ayuda al grupo a organi­zarse, a plantear sus demandas a la base y a nivel inter­na­cional y a tejer una red de forma eficaz con otros y otras activistas de derechos humanos en Bangla­desh, Myanmar y en todo el mundo.

La COVID-19 repre­senta un enorme desafío para las mujeres. Especial­mente en los campos de refugiados existe una gran preocu­pa­ción ante la posibi­lidad de que la enfer­medad se propague de forma descon­tro­lada. Debido a la COVID-19, todavía no hay imágenes del proyecto en curso; las imágenes que se muestran a conti­nua­ción perte­necen a otro proyecto similar de LAW.

Burundi

Media­doras promueven la paz mediante el empode­ra­miento econó­mico de las mujeres

Socios del proyecto
Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF)

Burundi es uno de los países más pobres del mundo. Prácti­ca­mente el 25 por ciento de la pobla­ción, ya sean hombres o mujeres, vive por debajo del umbral de la pobreza. La precaria situa­ción econó­mica, una situa­ción de seguridad tensa y el aumento de los fenómenos meteo­ro­ló­gicos extremos a conse­cuencia del cambio climá­tico dan lugar de manera reite­rada a emergen­cias humani­ta­rias y a despla­za­mientos internos y externos.

Por esta razón, el Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria, finan­ciado por Alemania, apoya desde 2015 una red de media­doras que previene con éxito la violencia a nivel local. De esta manera, la Red también puede ayudar a prevenir el estallido de mayores tensiones, desmentir falsos rumores y mitigar el impacto de la crisis política en la pobla­ción. Gracias a su coope­ra­ción con las autori­dades locales y provin­ciales, la Red contri­buye a un sistema de alerta temprana de conflictos, previ­niendo conflictos locales y mediando en disputas. Además, los miembros de la Red brindan apoyo en las consultas y los procesos estra­té­gicos locales con el fin de forta­lecer la seguridad a nivel municipal. Uno de los resul­tados de esos diálogos fue la conclu­sión a la que llegaron las media­doras de que las inicia­tivas econó­micas son una parte impor­tante de las medidas que pueden promover y mantener la paz.

"Nos hemos dado cuenta de que el fomento de la paz es posible a partir del empode­ra­miento econó­mico de las mujeres", señala Concessa, coordi­na­dora de la organi­za­ción Afrabu, para explicar la relación que existe entre el desarrollo y el fomento de la paz. Un estudio de caso de la región de Kanyosha así lo muestra: a través de un proyecto, un grupo de mujeres y niñas, que anterior­mente no habían estado organi­zadas ni políti­ca­mente activas, tuvo acceso a cursos de capaci­ta­ción y a micro­cré­ditos. Con los intereses obtenidos de los créditos se conceden nuevos créditos a otras mujeres. En el marco del proyecto, las mujeres se reúnen perió­di­ca­mente para tratar los problemas de sus comuni­dades e idear soluciones para los conflictos locales y la preven­ción de conflictos.

En 2019 se reali­zaron más de mil activi­dades genera­doras de ingresos en el marco de la Red, benefi­cián­dose casi 8000 personas (el 94 % de las cuales son mujeres) direc­ta­mente de las medidas y llegando indirec­ta­mente a más de 40 000 hogares.

Con una contri­bu­ción total de 4 millones de euros desde 2019, Alemania es uno de los mayores donantes del Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF). Como parte de la Junta de Finan­cia­ción, Alemania elige junto con otros Estados miembros, entidades de las Naciones Unidas y organi­za­ciones de la sociedad civil las medidas que se van a finan­ciar.

Burundi, Jordania, Colombia, Pacífico

En sus propias palabras: activistas por la paz hablan de su trabajo

Socios del proyecto
Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF)

Trabajar en procesos de paz es a menudo duro y frustrante. Las media­doras comuni­ta­rias, asesoras en centros médicos y activistas por la paz suelen moverse entre los frentes y viven muy de cerca las viola­ciones de los derechos humanos. Son incómodas y reciben críticas y son objeto de violencia por lo que hacen. Al mismo tiempo, ayudan a las personas en situa­ciones de crisis graves y contri­buyen a la supera­ción de los conflictos y a la recon­ci­lia­ción tras una crisis. ¿Qué es lo que las motiva a hacerlo? ¿Qué logros ven y cuáles son sus desafíos? Aquí cuatro activistas que trabajan en ámbitos muy diferentes nos muestran cuál es su motiva­ción.

Todas ellas reciben apoyo del Fondo para la Mujer, la Paz y la Acción Humani­taria (WPHF, por sus siglas en inglés). El WPHF es una asocia­ción innova­dora entre organi­za­ciones de las Naciones Unidas, Estados y la sociedad civil que permite a las mujeres locales trabajar para responder a las crisis y lograr una paz duradera.

El Fondo apoya los esfuerzos de las mujeres que trabajan en los contextos de conflicto más duros del mundo. De Jordania a Burundi, de Fiji a Colombia, el WPHF ampli­fica las voces de las mujeres y las ayuda a prevenir los conflictos, responder a las crisis y acelerar la paz en sus comuni­dades. Alemania forma parte de la Junta de Finan­cia­ción y desde 2019 ha contri­buido al WPHF con cuatro millones de euros.

Fuente: https://​wphfund​.org/

"Llevo en mi corazón y en mi sangre defender nuestros derechos. Para mí es un compro­miso y un trabajo volun­tario que me nace del corazón y me gusta llevar ese trabajo a otras mujeres. Eso es lo que hemos hecho desde la Red de Mujeres.

Para las mujeres, y para mí perso­nal­mente, cuando se crearon las FARC (Fuerzas Armadas Revolu­cio­na­rias de Colombia) fue un momento de miedo, de temor.

Nosotros empezamos a llevar el tema de la asocia­ti­vidad, ayudamos a que las mujeres conozcan sus propios derechos, que conozcan cuáles son las rutas que tienen las mujeres para que se reconozcan sus derechos. Es muy impor­tante que las mujeres tomen sus decisiones y se unan a otras mujeres para repre­sentar democrá­ti­ca­mente a mujeres y hombres."

María Ximena dirige la Red de Mujeres Chapa­rra­lunas por la Paz, de la cual es cofun­da­dora. Perte­nece a la comunidad indígena Matora de Maito del pueblo Pijao.

La Red tiene como objetivo garan­tizar la parti­ci­pa­ción de las mujeres en las decisiones políticas y el pleno disfrute de sus derechos como ciuda­danas colom­bianas.

"A través de mi trabajo puedo ver lo mucho que he ayudado a las personas. Quiero inspirar a otras mujeres y hacerles saber que pueden hacer lo mismo.

Desde 2007 soy miembro de la Family and Childhood Protec­tion Society, donde trabajo para empoderar a las mujeres, formar a la juventud y rehabi­litar a mujeres refugiadas. He traba­jado en varios casos que han tenido un impacto en las vidas de mujeres y niños.

Me he enfren­tado a los estereo­tipos habituales: por el hecho de ser mujer no debería realizar este tipo de trabajo. Pero lo hago porque soy una mujer y soy igual de capaz."

Shereen, de 43 años, trabaja para la Family and Childhood Protec­tion Society, una organi­za­ción de la sociedad civil en Irbid, Jordania.

“Todos hemos perdido tanto en la crisis… Empecé con este trabajo porque quería una vida mejor para mis hijos. Quería superar mi propio dolor y ser útil a mi comunidad.

La paz es para todos. Es cosa de todos lograr la paz. Cuando empezamos a implicar a las mujeres en la trans­for­ma­ción de conflictos, primero les pedimos que analicen el problema y entiendan la causa de fondo para ver el trasfondo del problema. Indepen­dien­te­mente de que se trate de violencia política o domés­tica, es impor­tante comprender por qué ocurre.“

Marie-Goretti, de 55 años, es direc­tora ejecu­tiva de la red de mujeres Dushi­rehamwe (que signi­fica “juntas por la paz”). Esta red trabaja para mejorar el liderazgo de las mujeres en la conso­li­da­ción de la paz y la resolu­ción de conflictos en Burundi.

"La gente necesita asesoras y asesores que les ayuden con sus problemas en la vida. El aseso­ra­miento puede ayudar a las mujeres a encon­trar formas positivas de responder a sus problemas. El abuso es un gran problema, especial­mente durante una catás­trofe. Las mujeres ven las consultas como un lugar seguro y confi­den­cial que necesitan debido al abuso físico y emocional.

Al vivir en refugios, no existe priva­cidad, pero sí demasiado tiempo. Los padres deben ser conscientes del abuso sexual que se puede producir en los centros, por lo que la protec­ción de los menores es una gran necesidad. He visto la necesidad en la comunidad; es necesario dar conti­nuidad a este trabajo."

Jacinta trabaja como asesora para Medical Services Pacific (MSP) en Fiji. La nueva venta­nilla única de MSP en Labasa ofrece a mujeres super­vi­vientes de violencia servi­cios clínicos gratuitos, aseso­ra­miento, asistencia jurídica y refugios tempo­rales

Establecer redes entre mujeres

Toda África

Mujeres fuertes para la trans­for­ma­ción política y social en África

Socios del proyecto
La Red de Dirigentes Africanas (AWLN)

La “Red de Dirigentes Africanas” (AWLN, por sus siglas en inglés) refuerza el papel de las mujeres en la confi­gu­ra­ción política, econó­mica y social de África. La Red trabaja en todo el conti­nente y está repre­sen­tada en todos los países africanos a través de una red de oficinas nacio­nales.

La pandemia de COVID-19 ha afectado a prácti­ca­mente todos los países del mundo. La enfer­medad SARS-CoV‑2 puede afectar a cualquiera, sin importar su origen, edad, sexo, nacio­na­lidad o etnia. Sin embargo, las reper­cu­siones sociales, econó­micas y de derechos humanos de la pandemia difieren enorme­mente entre los grupos sociales. Las mujeres se ven más afectadas por las reper­cu­siones econó­micas de la pandemia dado a que general­mente parten de una peor situa­ción econó­mica. Se ven afectadas por el aumento de la violencia domés­tica debido a los toques de queda, al igual que empeora su acceso a los servi­cios de salud sexual y repro­duc­tiva. Las dificul­tades econó­micas hacen que sea más probable que se deses­co­la­ricen a niñas que a niños. En los órganos políticos y de salud pública suele haber menos mujeres repre­sen­tadas que hombres.

En una situa­ción así, es impor­tante defender los logros alcan­zados en materia de derechos de la mujer. Pero también es impor­tante hacer frente a los retos mediante la innova­ción y el cambio. Esto repre­senta a su vez una oportu­nidad, como subrayó la ganadora del Nobel de la Paz Ellen Johnson Sirleaf el pasado mes de mayo: “Ha llegado el momento de reconocer que el desarrollo y la paz verda­dera no se pueden lograr sin un cambio funda­mental en quién dirige y las formas en que se dirige”.

Ellen Johnson Sirleaf forma parte de la Red de Dirigentes Africanas, fundada en 2017 por la Unión Africana y ONU Mujeres con apoyo de Alemania. Esta Red cuenta actual­mente con más de 500 mujeres. Su misión es apoyar el papel de las mujeres en la trans­for­ma­ción de África de acuerdo con "la Agenda 2063 de África" y la Agenda 2030 para el Desarrollo Soste­nible. Las activi­dades reali­zadas por esta Red se concen­tran en seis ámbitos: gober­nanza y parti­ci­pa­ción política, paz y seguridad, finanzas y empren­di­miento de la mujer, liderazgo juvenil, agricul­tura y movili­za­ción social.

Dentro de esta Red, las mujeres, incluidas las jóvenes, también reclaman su inclu­sión en los procesos políticos y de paz para impulsar la aplica­ción de la Resolu­ción sobre las mujeres, la paz y la seguridad en África. Con oficinas en todos los países africanos, esta Red no solo está presente a nivel regional, sino también en procesos nacio­nales y locales. Alemania presta apoyo a la Red de Dirigentes Africanas a nivel regional desde su funda­ción y ayuda a las distintas oficinas nacio­nales en su trabajo en el ámbito de la política de la paz y los derechos humanos. Además de fomentar proyectos, se apoya el inter­cambio y la coope­ra­ción con activistas, por ejemplo, durante una visita del Ministro Federal de Relaciones Exteriores, Heiko Maas, a Sierra Leona a princi­pios de 2019, o más recien­te­mente en Malí, donde Alemania invitó a repre­sen­tantes de la Red de Dirigentes Africanas a parti­cipar en un debate sobre el futuro de Malí.

Burundi

Las mujeres establecen redes para ayudar a Burundi a salir de la crisis

Socios del proyecto
La Red de Dirigentes Africanas (AWLN)

Las defen­soras de los derechos humanos y las activistas por la paz siempre han estado compro­me­tidas con la estabi­li­za­ción de la situa­ción en Burundi. Su labor repre­senta una gran oportu­nidad para la promo­ción de la paz y la estabi­li­za­ción, aunque al mismo tiempo corran un elevado riesgo, como lo demues­tran las dramá­ticas noticias de activistas secues­tradas y desapa­re­cidas.

El trabajo de ONU Mujeres en Burundi incor­pora preci­sa­mente estos dos aspectos: el apoyo y la protec­ción. A partir del trabajo reali­zado hasta la fecha, este proyecto apoya el estable­ci­miento de un movimiento de mujeres para la conso­li­da­ción de la paz, el forta­le­ci­miento de la cohesión social y la preven­ción de conflictos en Burundi. El pilar del proyecto es una red de media­doras de la paz que trabajan en favor del fomento de la paz con perspec­tiva de género en Burundi. El inter­cambio de opiniones con activistas de otros países africanos queda garan­ti­zado a través de la Red de Dirigentes Africanas. Hasta la fecha, 250 mujeres han parti­ci­pado en cursos de capaci­ta­ción sobre gober­nanza y fomento de la paz.

Una impor­tante tarea adicional del proyecto es propor­cionar conoci­mientos sobre las medidas para prevenir la COVID-19 y para combatir los efectos negativos en el ámbito de la equidad de género y la salud repro­duc­tiva. Hasta la fecha se han capaci­tado 800 mujeres y 140 jóvenes multi­pli­ca­dores y multi­pli­ca­doras en estas áreas.

Los procesos de paz en los que parti­cipan las mujeres de manera activa y sustan­cial resultan más duraderos y efectivos. Para empoderar a las mujeres en los procesos de paz, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó en el año 2000 la resolu­ción 1325. Alemania aboga sobre el terreno, a nivel regional y en organi­za­ciones multi­la­te­rales a favor de la aplica­ción de la agenda sobre las mujeres, la paz y la seguridad: para apoyar los derechos de la mujer y para reforzar la paz.